"Decididos a promover el progreso social y económico de sus pueblos, teniendo en cuenta el principio de desarrollo sostenible y de la protección del medio ambiente..."
Preámbulo del Tratado de la Unión Europea.

miércoles, 27 de julio de 2011

Cuánto cuesta vivir


Cuánto cuesta vivir. En un mundo cada vez menos politizado (en el mejor sentido de la palabra) y donde sólo prima el rendimiento y el beneficio (más por menos) surge la pregunta “¿qué precio tiene la vida?”.


Todo es relativo y esta cuestión aún más. Depende del lugar y del momento, de nuestro comportamiento y de otras circunstancias ajenas a él, pero la globalización y nuestro sometimiento al petróleo nos permite, en la actualidad, cuantificar ese gasto, convirtiéndolo en flujos de energía y territorio consumido.
Somos pura energía, en posición erguida y con más o menos cerebro, pero energía. Nos desplazamos, respiramos y amamos a cada instante. Somos materia inanimada que, un buen día, comenzó a consumir la energía del Sol. De entonces a esta parte, se han producido muchos cambios, algunos vertiginosos; de la última gran transformación somos actores y protagonistas.
Devoramos energía muy por encima de la capacidad del sistema y, a diferentes escalas -a veces, difícil de percibir desde la conciencia individual-, se empiezan a manifestar fallos y anormalidades en cuanto nos rodea.

Pero, volviendo a la pregunta de esta entrada, y para mostrar con datos ese desfase con la “natura”, vamos a poner valor y precio también a nuestra existencia. ¿Cuánto cuesta vivir? Claro está, de manera sostenible, es decir, sin superar los recursos físicos realmente disponibles, biocapacidad frente a huella ecológica.

Manuel Calvo Salazar, socio-ecólogo y consultor medioambiental, nos proporciona estas claves, fruto de sus últimos estudios y nos acerca, de manera casi coloquial, las macrocifras de gastos y demandas. Según sus investigaciones un español medio puede “consumir” al año:
-     1.500 km de desplazamiento en coche / 6.000 km en T. público.
-     100 h de vitrocerámica (1.500W).
-     65 kg de productos y bienes.

Al desfase entre esta manera de vivir  -que nos impone la biocapacidad de un territorio- y lo que realmente gastamos, la huella ecológica, se le conoce como déficit y éste se sitúa en España en 4 Ha globales por habitante y año.
Para ilustrar aún más este desorden con datos, contaremos la huella producida por los dos extremos, las dos maneras de vivir:
-      Si optamos por el modo racional (alimentación vegetariana, desplazamientos en bicicleta, vivienda eficiente, etc.) la huella se sitúa en 1,7 Ha/hab.
-      Si optamos por el modo más común (alimentación carnívora, desplazamientos en todoterreno, vivienda convencional, etc.) la huella se dispara hasta las 29 Ha/hab.

La capacidad de carga en España es de 2.4 Ha/hab. y la huella ecológica de 6.4 Ha/hab. Por lo tanto, el déficit ecológico español es de 4 Ha/hab. y el cociente entre estos dos parámetros es de 2.5, es decir,  para que nuestro sistema de vida fuese sostenible, nuestro país debería contar con la superficie de Francia, Holanda, Suiza, Croacia, Bosnia, Eslovaquia, Grecia e Italia, juntos.

Aplicado a la renta personal, y utilizando los parámetros que nos permiten quedarnos por debajo de esta biocapacidad, se deduce que la cuantía para satisfacer nuestras necesidades de manera racional es de 448€/hab/mes.

En definitiva, nos encontramos ante una panorámica de limitación de recursos, dependencia de los combustibles e individualismo basado en el consumo. Necesitamos ya, ya y ya un cambio social que empiece por nosotros y que nos ayude a afrontar este duro pero apasionante reto.